7 de enero de 2007

Especial día de Reyes

Hola Lectores:

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Saludos del Dardo

Especial día de Reyes

La maravillosa realidad de las cosas rutinarias sólo las encontramos si miramos en el interior de las cosas sencillas. Mirar a un monte abandonado nos da la sensación de que estando allí, junto a la montaña, en su cumbre, eres libre como los pájaros. Lo mismo que el cenar cualquier noche del año nos resulta lo habitual y no nos da ninguna sensación nostálgica, pasa todo lo contrario cuando nos juntamos con la familia en época de Navidad, para reír, cantar villancicos o para compartir bellos momentos de felicidad. Los sentimientos y las ilusiones las tenemos, pues, a flor de piel. Las personas, todas las personas, somos sensores que no solamente podemos percibir las sensaciones que nos envían las personas que tenemos cerca, sino que también transmitimos diferentes estados de ánimo y eso es lo que nos distingue y nos hace estar a la cabeza en el escalafón más alto de la Naturaleza. El simple hecho de pararnos a leer el periódico en plena calle despierta curiosidad al resto que te observa con atención. El hecho de dar los buenos días a cualquier persona demuestra no sólo que tenemos educación sino que estamos de buen carácter. O el dejar en época de Navidad la puerta abierta de tu casa, sin pensar en el peligro de que te puedan robar, era una costumbre muy antigua compartida por todos los vecinos de la comunidad. Hoy ha desaparecido por completo, precisamente porque se pierde el respeto y el cariño entre las personas. Y eso conlleva que exista una gran desconfianza hacia tus vecinos más cercanos. Porque antes no los veías como vecinos ajenos, sino que casi tu vecino era tratado como alguien más de la familia. Cuantas veces habré escuchado decir a mis padres que antes los vecinos iban de casa en casa y compartían los turrones, quedaban para cenar, cantaban todos juntos y bailaban hasta el amanecer en la víspera de Navidad. Detalles como estos, suelo observar cada día. Al igual que las tradiciones y las costumbres algunos de estos detalles son muy especiales.

La víspera de Reyes se transforma en una noche mágica en la que el discurrir del paso de las horas cobra una importancia y una atención para los más chicos de la casa, más que en cualquier otra noche del año. Cuando tenía nueve años me encantaba sentir y vivir al máximo esa sensación tan real, tan mágica, tan infantil… Las navidades se me hacían más largas, más intensas. La noche del cinco de enero casi no podía dormir, porque soñaba despierto. Las horas pasaban lentas, escuchando el sonido del segundero retumbar en mis oídos, ¡Tic! ¡Tac!, ¡Tic! ¡Tac!, ¡Tic! ¡Tac! El reloj de pulsera que estaba reposado en la mesita de noche de mi dormitorio marcaba las once y cincuenta y cinco minutos de la noche. Las luces de las farolas de las calles contiguas alumbraban los callejones y los parques solitarios con un resplandor tenue. El brillo de la luna se colaba por entre las ramas y las hojas de los robustos robles haciendo que su reflejo en el suelo de las calles gélidas de invierno se convirtiera en un cuadro de sombras, ofreciendo un maravilloso escaparate de arte para el viandante. Y cualquier sonido o susurro de pasos que escuchaba en aquel momento me daba la impresión de que ya habían llegado los Reyes Magos a mi casa. Pues, escuchando todo aquello y más, me acordaba de las palabras que mis padres que decían antes de acostarme: “No debes levantarte, aunque escuches un ruido de pasos o el sonido de los juguetes, porque si lo haces los Reyes Magos desaparecerán y consigo se llevarán todos tus regalos, hijo. Hay que quedarse en la cama hasta el día siguiente. Y dejarles un vaso de leche y alguna galleta para que cojan fuerzas y así continúen su viaje y su labor, que es mucha. Si lo haces así todos los años, los Reyes Magos te visitarán y siempre te dejarán un regalo, hijo.” Yo entonces, apretaba las sábanas cuando los escuchaba llegar y una sonrisa se me escapaba casi de improviso. A aquel momento le llamé “Felicidad plena”. Al resto del año, con el paso del tiempo, le di el calificativo de “Rutina”. Pero aunque “Rutina” fuese, en ella también encontré diferentes sensaciones y momentos como el amor, la alegría, también la pena y la soledad, a veces. La felicidad es difícil encontrarla y más cuando el mundo en el que vives camina a la par del odio, la rabia, la desolación, el hambre, los enfrentamientos y las guerras.

Escuché una vez a Forges decir en una entrevista: “que arriba, más arriba del cielo que vemos, hay un cielo de nubes repleto de palabras inteligentes.” Que razón tiene. Son palabras y frases que pueden llegar a solucionar los problemas del mundo. Algunos llegan a cogerlas y no son privilegiados, son personas sencillas que se preocupan por los problemas de los demás. Hay sonidos, músicas o canciones que nos hacen volar y sentirnos mejor y a veces hasta libres en momentos de debilidad, puesto que nos hacen que nos identifiquemos con el sentido de sus frases al escucharlas. Nos trasladan hasta una época que fue un momento maravilloso de nuestra vida. Qué lindo es un Bolero de Machín, por ejemplo. A veces intento llegar hasta ese cielo del que nos habla Forges, intento alcanzar aquel cielo repleto de nubes lleno de palabras sinceras. Hoy por fin he conseguido coger unas cuantas, y reunirlas en este escrito para que ustedes las lean. Es difícil llegar a ellas pero si todos nos ayudamos un poco conseguiremos cogerlas y haremos que este mundo con ellas y con su significado, cambie su significante que es lo importante. ¿Me ayudarás a intentar cogerlas? Pues si no es así, siempre me quedarán los Reyes Magos. Sé que algunas de las propuestas que les pido son de gran envergadura, y que les resultará casi imposible llevarlas a cabo. Pero son los Reyes Magos y la ilusión es lo que cuenta y lo que nunca debe perderse. Sino ya me dirán ustedes, qué sentido tendría el tiempo y la vida que vivimos, si no tuviésemos con que ilusionarnos. Así que ilusionaros que hoy por hoy es como respirar oxígeno, es gratis y bueno.
Feliz día de Reyes a todos.
Alberto Zambade Santiago ©

11 comentarios:

Mayte dijo...

Alberto siempre es una delicia volver a visitarte, gracias por tus palabras, por tu compañia y por tantas cosas bonitas...

Un abrazo fuerte!!

Alberto Zambade dijo...

No hay de que Azul. Siempre tan atenta..
Gracias por seguirme en cada post..

Un abrazo..

Anónimo dijo...

Feliz Reyes.

Anónimo dijo...

De todos los días de navidad es el único qe realmente me sigue haciendo ilusión. Ver la cara de felicidad de mi niña y de las personas queridas al abrir sus paquetes, es una bendición. Darles esa sorpresa regalándoles aquello que tanto les gusta y que no se esperan es lo mejor de todo.
Respecto a esas palabras de las que hablas y la fé en el ser humano, me pillas en un momento en el que me cuesta creer. Creo que abundan las malas personas, que abunda la hipocresia y la mezquindad, por no hablar de los perturbados mentales, pero soy optimista, en tanto en cuanto, en medio de toda esa basura, crecen flores hermosísimas, y mira¡¡¡¡ esas personas han decidido tenerme como amiga y eso me enorgullece. Muchos besos y Feliz año. Ya sabes donde estoy,

Anónimo dijo...

“Felicidad plena” sacado de algo tan puro e inocente...
que bella historia...

Anónimo dijo...

Como escribas igual que como lo hagas todo, tiene que ser una maravilla pasar una noche contigo.

Bikos!!

Anónimo dijo...

En serio me encantó. Espero verte por mi blog.

Anónimo dijo...

Tengo tres hijos, aunque sólo el pequeño conserva esa "ilusión" intacta. Pero lo verdaderamente bonito es como los otros dos alientan y comparten esa ilusión con él, a pesar de que sepan la verdad.

Bello texto

Un abrazo

Cazadora de almas dijo...

Pasé a dejarte besitos y un abrazo enorrrrme!
Feliz 2007!

Adrian Paul dijo...

Que bueno leer tus relatos!!!

...Las cosas sencillas son las mas importantes, como los detalles!!

Exito el 2007

Hugs

Anónimo dijo...

Leer tus relatos y tus cosas es un placer y ahora que abro un blog por aquí además de leerte te comentaré mas a menudo. Me ha gustado mucho como reflejas el día de Reyes.
Un abrazo