1 de agosto de 2007

El Sentido de las Palabras. 1º relato de mi primer libro, en primicia para mis lectores.

Hola Lectores:

Si queréis publicar algo en mí blog para que lo vean los demás, enviármelo al e-mail: alberto.zambade@hotmail.com y en breve será publicado.

Saludos del Dardo
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Hace bastante tiempo que me rondaba la idea de escribir una anécdota curiosa que me ocurrió cuando era muy joven. La cual, curiosa la cosa o no, fue la partícipe de mis primeros comienzos como escritor novel, novelísimo, del primer libro que ando intentando terminar y que llevará por titulo “El Sentido de las Palabras”. Algunos y algunas ya conocéis algo más de mi pasado, bien por el breve meme que os escribí hace unos días en mi blog, bien porque os he contado en algún que otro comentario alguna anécdota curiosa. Algunas y algunos ya saben a qué anécdota me refiero (Risas).
La cuestión de mi anécdota, que es la que dará comienzo a mi breve recopilación de relatos, es la siguiente:
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El Sentido de las Palabras.

De pequeño tuve problemas con las palabras. Sí, grandes problemas. Ahora que tengo gafas no me pasan. Pero antes era horrible y las llegué a coger mucha manía, a las palabras claro. Con lo cual un buen día me levanté con la idea de que jamás volvería a leer un libro. Y no lo iba a hacer porque sencillamente se me cruzaban las palabras al intentar leer de seguido una frase completa. Pensé que las palabras jugaban conmigo y se reían de mí. Por aquel entonces tuve un profesor que daba unas clases de lenguaje estupendas. Él fue el que me dijo, “Alberto. Tienes que aprender a leer despacio así podrás rescatar a las palabras que se esconden en el texto.” Y así lo hice. Al principio me iba muy bien. Y cuando había que leer un libro en clase, el primero en apuntarse a la lista de lectura voluntaria era yo. Pero siempre me dejaban para el final. Los compañeros de clase me decían que era tan lento leyendo que las palabras se aburrían de esperar a que las encontrase y las nombrase por su nombre y al final acababan por marcharse. Así que volví a estar como al principio o peor. Fue entonces cuando definitivamente después de haberlo intentado con la ayuda de mi profesor de lenguaje, dejé por completo la lectura y me convertí en un cazapalabras.

Mi padre, nada más enterarse de mi nefasta decisión, se disgustó bastante conmigo y fue duro en sus consejos.

-Tienes que seguir estudiando y leyendo, Alberto. O nunca conseguirás nada en esta vida.

Yo simplemente me dediqué a asumir con la mirada puesta en el suelo las duras réplicas de mi padre me recitaba una u otra vez. Hoy en día tan beneficiosas, algo que le agradezco de siempre.

Pero estaba decidido y aunque supiera que lo que estaba haciendo no estaba nada bien, seguí mi tozudo camino. Me dejaron de interesar por completo los volúmenes oscuros de la enciclopedia de mi padre que tenía colocada en la estantería del mueble de madera del salón, y entonces él aseguró que el día menos pensado, si persistía en no leer por más tiempo, los libros saldrían volando de casa, como pájaros, y nos quedaríamos todos sin palabras.

Aquello me asustó muchísimo. Algunas noches, al meterme en la cama, intentaba imaginar un mundo sin palabras, tenía enormes pesadillas; suponía que habíamos comenzado a perderlas por orden alfabético, y que de la A sólo nos quedaban de Asesino en adelante, así que no teníamos ni Aíre ni Abejas ni Abogados ni Abreviaturas ni Aceros ni Aceites ni Ancianos. Perder los aceites a mi madre le supuso dejar de cocinar y de preparar desayunos andaluces e incluso olvidarse de aliñar las ensaladas. A mi me daba lo mismo, porque nunca comía ensalada; lo malo es que también habíamos perdido a nuestro abuelo, por el echo de que la palabra Anciano y Abuelo ya no existían en el abecedario. Aquello se me estaba yendo de las manos, perderle supondría un duro golpe para toda la familia. Lo peor es que también habíamos perdido el Alumbrado, las Algas y los Alpes, además de Argentina y América. Una catástrofe sin precedentes que lo había ocasionado mi tozuda decisión, al negarme leer más libros el resto de mi vida, cuyo máximo responsable era yo.

Si me dormía con estas imágenes, despertaba al poco huyendo de la pesadilla de haberme quedado mudo, que en el sueño constituía la forma más perturbadora de estar ciego. Así que empecé a vigilar a la enciclopedia y el resto de los libros de la casa como si fueran enemigos. Y ellos, desde su opacidad, me acechaban también con algo de rencor, culpándome por anticipado de aquel desastre ecológico comparable al de la desaparición de todas las variedades zoológicas. De manera que, cuando me hablaban de catástrofes o de especies en extinción, ya no pensaba en los lagartos, en los osos panda, ni en los búfalos, sino en palabras. Escogía una cualquiera, escalón, por ejemplo, y comenzaba a darle vueltas a la posibilidad de que desapareciera. Repasaba mentalmente los lugares a los que no podría subir, ni de los que podría bajar el resto de mi vida, y comenzaba a sudar y a ponerme pálido de miedo.

Mi madre, después de preguntarme unas cuantas veces que me ocurría sin que yo consiguiera inventarme nada para darle una contestación lógica, acabó llevándome al médico que me examinó de arriba abajo sin encontrar justificación a aquellos repentinos estados de malestar.
El médico después de inspeccionarme me recetó unas vitaminas, ignorando que esa palabra, vitamina, tenía los días contados y que era más difícil de encontrar que Waly.

Volvimos a casa en autobús, sentados el uno frente al otro. Mamá no dejaba de observarme con desconfianza, como si supiera que ocultaba un secreto que me hacía daño. Entonces imaginé que desaparecía la palabra madre y comencé a transpirar mientras me demudaba sin remedio. Ella se alarmó un poco y sugirió que bajáramos del autobús para regresar a casa andando, para ver si con el aire mi gesto cambiaba, pero no era posible bajar de ningún sitio porque habíamos pedido la palabra “escalón” y todas las de su familia, de manera que el autobús se había quedado sin escalón de bajada. En otro momento habríamos saltado directamente, sin pensar, pero comprobé que también “saltar” y toda su familia se había extinguido; tendríamos que pasar el resto de nuestras vidas dentro de aquel sucio y apretado vehículo, rodeados de personas que no conocíamos y de sus miradas indecisas, que no formulaban nada en claro más que preguntas sin respuestas. La visita al médico no había sino empeorado más las cosas. Mi padre, entre tanto, seguía utilizando la enciclopedia como transporte para viajar a lugares que nosotros no podíamos imaginar. A veces volvía de aquellos curiosos viajes con barba de tres días y algo cansado, como si hubiera permanecido de verdad en algún país extranjero. Y en vez de regalos, como los demás padres que viajaban a lugares extraños, nos traía términos. Un día regresó de la enciclopedia a la hora de comer y entre plato y plato nos enseñó mimetismo para demostrar que entre los animales, como entre los hombres, también había individuos a los que les gustaba aparentar lo que no eran. A mí me tranquilizaba el hecho de que fuera y viniera de la enciclopedia con aquella frecuencia, porque pensaba que era una forma de que las cosas se mantuvieran en su sitio y de que hubiera vitaminas y madres y escaleras y abogados y abuelos. Y alumbrado, porque sin alumbrado estábamos perdidos. Pero no entendía bien por qué, siendo la enciclopedia un modelo de organización, la realidad no se ajustaba siempre al orden alfabético. El uno, por poneros un ejemplo, iba antes del dos aunque la U era una de las últimas letras del abecedario. Además, Desayunábamos antes de Comer y Comíamos antes de Cenar, cuando en una progresión alfabética se debería comenzar el día con la Cena para continuar con la Comida y acabar la jornada con un buen Desayuno.

Al final decidí, una noche de aquel verano de luna llena, mientras estaba sentado en mi terraza al fresco, que sería espantoso apartar de nuestra vida todos estos signos que nos describen, que dan sentido a nuestra vida y que nos entretienen en nuestros ratos libres. Me di cuenta de la tragedia que había ocasionado en mi imaginación y que podría llegar a ocurrir si todos hiciéramos los mismo con las palabras. Así que, sin que me viera mi padre, o al menos eso creí de pequeño, me levanté de donde estaba y me acerqué muy despacio hasta la estantería de madera del salón donde mi padre guardaba la enciclopedia de 21 volúmenes; cogí uno de aquellos volúmenes y me lancé de lleno a descubrir aquel maravilloso mundo repleto de letras, que llevaba y traía a mi padre de aquellas tierras enigmáticas que nos relataba y presumía de descubrir cada cierto tiempo, en donde encontré a mi abuelo de nuevo y lo rescaté. No sólo a él a todas las palabras que habían desaparecido en mi imaginación. Si algo tengo que confesar es que después de descubrir aquel mundo de signos sentí una maravillosa sensación de libertad, no sólo porque había salvado a todas aquellas palabras que habían desaparecido del mundo de las letras, sino porque el mundo de las letras que había creado en mi imaginación logré liberarlo del sinsentido que lo envolvía para volverlo a instalar en la realidad lógica literal de las cosas que vemos y aprendimos cuando éramos unos niños. Las palabras las volví a ver reunidas como siempre, dando sentido a las cosas que nos envuelven. Y me sentí bien, además, porque mi “Yo” personal desde entonces había crecido.

Y es que esta falta de acuerdo permanente entre el mundo enciclopédico y la existencia real constituyó una de las preocupaciones más fuertes de mi infancia. Tanto que desde entonces no he dejado de leer para seguir descubriendo “El Sentido de las Palabras”.
Alberto Zambade
Todos los derechos reservados de Copyright 2007
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Felices vacaciones, amigos y amigas, y nos vemos a la vuelta

45 comentarios:

Jenipher dijo...

Logro reflejarme en tus palabras y escucho las de tu padre... aunque nunca renegué de la lectura siemore busqué lo más fácil, hasta que me di cuanta, que sin ella, y sin estas PaLaBRaS que a diario dejo como huellas, no existiría nada... NaDa!! nuestros corazones terminarían secos, nuestra mente vegetal... nuestra vida se estaría yendo sin saber de ella misma...


Vivan las palabras ViVaS...


Un beso de chocolate...

Dulces vacaciones...

Azul dijo...

Alberto que bien escribes por Dios!!

Bikos.

Anónimo dijo...

Algo de un relato mío en tu correo, no entendí nada. ..Eres de un fotolog que da relatos?

Enfinpazpazpaz.
Sueñouncanticooculto.

Valk dijo...

Al parecer desear funciona, eh?
Mira si desee con fuerza que saliera tu libro, que aquí nos honras con una de sus células.

Sabes, a mi de pequeña me gustaba abrir un volumen de la enciclopedia al azar, dejar caer el dedo con los ojos cerrados y aprender una palabra nueva. Una vez, mi dedo cayo sobre la palabra almanaque, y desde entonces me ha parecido una palabra mágica.

Que gran relato. creo que esa reconciliación es necesaria, no todo el mundo la alcanza, pero es la única forma de salvarnos a nosotros mismos;)

Disfruta, se bueno y gánale tiempo a los días.
Besos

eclipse de luna dijo...

Hola pasaba a despedirme porque como ya has visto cierro mi blog por vacaciones...espero que pases un feliz verano.Nos vemos prontito.
Un besito.Mar

Deikakushu dijo...

No se si será el prólogo, pero desde luego sería uno bueno. Me recuerda a Pompeya; los romanos de auqella ciudad no tenían una palabra para volcán. Cuando entro en erupción los arrasó y "congeló" a todos. Nombrar a las cosas es conocerlas, entenderlas aunque sea un poquito, dar testimonio de su existencia. Si algo no tiene nombre no existe para nosotros, no podemos amarlo ni temerlo. Quizá si los romanos hubiesen conocido la palabra volcán, a través de otros, podrían haber estado alerta. Las palabras nos enseñan, protegen...
Me encanta tu texto, va a ser un gran libro.
P.D.: en realidad si desaparecieran los abogados no creo que pasara nada ;-)
Felices vacaciones, ya nos contarás

Corazón Coraza dijo...

Bueno..como tod entre tropezoneçs caidas alientos y desalientos...TODO SALIO BIEN!! SINO...¿quién es el que escribe todoe sto?? tenés un clon?? jeje!!
Personalmente...disfruto mucho de las palabras...las palabras tienen su propia alma... hay que disolverlas en la boca...degutralas..hacerlas bailar para que fluyan libres...y al escribirlas...dejarlas fluir...que se deslicen que sean ellas las que se expresen através d nuestro cuerpo-mano... ¿qué mejor?.. y vos!! Dardo que lo hacés muy bien!! ;)...bueno yo a veces por escribir rápido escribo...con errores...(por ej..acá desde la PC)y odio eso..no me gustan las faltas ortográficas...!! me fuí npor las ramas...como de costumbre....jajaja...pareciera que te estoy haciendo eso que llaman MEMe... eneste comentario!! ¿comentario?? jajjjaa!! me voyyyy...
besotess Dardo!!

Alberto Zambade dijo...

A Jenipher:

Sabia reflexión que engrandece sin duda el cometido de mi relato, "El fomento de la Lectura Libre". Gracias por tus palabras...

Un besazo!!
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A Azul:

Gracias, tu tampoco lo haces nada mal, me encantan tus versos..

Besos wapa!!
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A Nahuel:

Perdona, pero no entendí muy bien que es lo que me comentas, Gracias por tu visita. Bienvenido a mi rincón.
Un saludo..

Alberto Zambade dijo...

A Valkiria:

Pues sí que es verdad, lo cierto es que nunca creí que tuviera tan buena aceptación en su novedad mi breve introducción. Me siento enormemente honrado con tus palabras.

A mí me pasó igual con las enciclopedias, es como decidir un buen día al azar ir de visita a algún lugar y no pensar en el tiempo ni en el estado de las cosas y acometer la tarea dejándote llevar por la ilusión... Alguna vez has decidido viajar sin rumbo fijo?? Pruébalo, es algo parecido a abrir una enciclopedia, te aporta muchas sensaciones que no olvidarás jamás...

Almanaque que buena palabra...
Tienes razón estar a bien con las palabras nos hace creer en gran medida, no sólo cultural, también socialmente...

Seguiré tu consejo...
Besos!!

Alberto Zambade dijo...

A Mar:

Pues ya que te marchas como yo, te deseo una buenas vacaciones y a la vuelta, lo prometido es deuda, nos leemos.. Disfruta y sigue el consejo de Valkiria, "se buena y gánale tiempo a los días."

Besotes!!

Alberto Zambade dijo...

A Deikakushu:

Siempre me sorprendes con tus comentarios tan sumamente meditados. Cada palabra está calibrada con un toque de sentido muy especial que las hace tuya.

Y es que fíjate si tienen sentido las palabras, que cualquier palabra es mitad de quien la pronuncia, mitad de quien la escucha. Leyendo a José Ortega Y Gasset me quedé con una de sus célebres frases por su sentido lógico que dice "Lo menos que podemos hacer, en servicio de algo, es comprenderlo." Y es que cuando no comprendemos una cosa, es preciso declararla absurda o superior a nuestra inteligencia, y generalmente se adopta la primera determinación. Pero yo me considero de otra tela ante las palabras, me gusta dejar que me desgranen y me hagan suyo, porque entonces es cuando comprendo que una palabra viva es la carne de esa palabra, es el amor a las palabras y a su sentido.

Me extendí demasiado, creo... que buena esencia me dejas en tus comentarios, en serio, que buena esencia amigo.

Un abrazo fuerte!!

Alberto Zambade dijo...

A Corazón coraza:

Que alegría encontrarte de nuevo por mi rincón...Gracias por todos los comentarios que me desjaste, que fueron unos cuantos amiga... Siempre me levantas el ánimo, tus comentarios reflejan la felicidad que te envuelve y eso me hace feliz a mi también... Cuánta alegría regalas...

Me alegro que te gustase..
Muchos besotes y feliz verano!!

BalaNegra dijo...

Un texto muy... instructivo :-)

Alberto Zambade dijo...

A Balanegra:

Gracias. Oye tienes un blog buenísimo. Me encantó el post del pirata, jeje..

Un abrazo.

Valk dijo...

Dardo: también yo seguiré tu consejo, sin rumbo, a la deriva por los océanos del tiempo.

Sólo he viajado sin rumbo en sueños y cuando hago el amor.
Probaré al modo normal.

Un beso enorme. Gánale tiempo al tiempo.

Alberto Zambade dijo...

A Valkiria:

Hacer un viaje sin rumbo mientras haces el amor es algo nunca había escuchado, pero debe de ser precioso, ya lo creo.

Intentaré ganarle al tiempo, más tiempo, pero lo veo difícil... Creo que la mejor forma de ganarle al tiempo es recoger todos los momentos que me aporten sensaciones extrañas en pequeñas fotos y guardarlas en un albun, para con el tiempo, transportarme en el tiempo hasta ese lugar cuando todo haya pasado...

Algún me contarás, si quieres, cómo haces para viajar al margen del sueño..

Un besazo y un abrazo fuerte, gracias por estar tan cerca...

SDVB dijo...

¡¡Publicarás un libro!! ¡Qué bonito anhelo! Genial, qué sueño hecho realidad. Y buen título también, eh? Algún día, al igual que tú, espero estar en los momentos previos a lanzar un libro. Mi libro. Qué bien suena eso jaja. Te deseo toda la suerte y éxito en ese nuevo y prometedor proyecto. Felicitaciones desde ya.


Un abrazo afectuoso desde Chile
Presente, yo.

Visnja Roje dijo...

realmente una clase magistral del sentido de las letras o de las palabras,cosa que no es lo mismo, porquelas letras forman las palabras.Es como para sentarse a meditar.Tienes las vacaciones.QWue lo pases bien .
alcanzas a tomarte un café conmigo, en mi blog, Inténtalo OK´
¿? CARIÑOS

Visnja

Visnja Roje dijo...

realmente una clase magistral del sentido de las letras o de las palabras,cosa que no es lo mismo, porquelas letras forman las palabras.Es como para sentarse a meditar.Tienes las vacaciones.QWue lo pases bien .
alcanzas a tomarte un café conmigo, en mi blog, Inténtalo OK´
¿? CARIÑOS

Visnja

Virginia dijo...

Me ha sorprendido y mucho, gracias por regalarnos este fragmento. ¿Sólo existe aquello que podemos nombrar?
Un saludo

MaLena Ezcurra dijo...

Que intenso Dardo, me gusta cuando leo textos que brotan del alma.

Mil imagenes me inundaron.
Son letras simples que pegan en el centro.

Buenas vacaciones, toda la vitamina.




Pd. donde decis que dejaste algo para mi :)
Estuve enfermucha, voy a leer los post anteriores.

Besos compañero.

AnaR dijo...

Siempre fui una amante de las palabras..Ahora me preocupo de ir más allá de ellas mismas y descubrir todo un mundo, a veces...

Felicitaciones por este gran paso y que pases unas estupendas vacaciones.Yo ya estoy en elas.

Un abrazo

AnaR dijo...

Siempre fui una amante de las palabras..Ahora me preocupo de ir más allá de ellas mismas y descubrir todo un mundo, a veces...

Felicitaciones por este gran paso y que pases unas estupendas vacaciones.Yo ya estoy en elas.

Un abrazo

wílliam venegas segura dijo...

Quisiera agradecérselo a cada quien de manera particular, pero solo se me ocurre un abrazo general para todos quienes estuvimos en la vela caballeresca que hicimos en mi blog, ante la muerte de Ingmar Bergman y la siguiente de Michelangelo Antonioni. Fue un buen momento bloguero, que ahí queda registrado gracias al mensaje de cada uno y de cada una de ustedes. ¡Blogueros unidos por lo mejor!

Jenipher dijo...

DaRDo...

paso a dejar mis saludos de chocolate y a desearte una estupenda nueva semana...

Noa- dijo...

Enhorabuena por esa publicación.

Saludos

Corazón Coraza dijo...

Hola Dardo.....¿¿??....cri...cri...cri..cri...jajaja!! bueno...volveré a pasar...besotesss y QUIERO ESA MARIPOSAAA!! buuaaaa!! jajaja!! Ya te lo había dicho ....;) jejee de dónde la sacaste?? je.....=))
BESOOSS!!

Anónimo dijo...

Para mi que tanto amo las palabras, vivir en un mundo sin ellas seria angustioso.

Un estupendo relato, te felicito por el y cómo no, por tu libro.
Un placer leerte

Un abrazo

El Ruuuben dijo...

Las palabras.. tan importantes como la vida misma, ya sean dichas, leidas, escritas o por gestos, pero son claves para la comunicación.

¿Tuviste problemas de crío con ellas? Pues tranquilo tron.. que ya se te han pasao.. eso seguro...

Besicos mañicos.

@Intimä dijo...

Ha sido un placer que pasaras por mi blog, así a través de tu enlace he podido disfrutar de tu relato.
Mágnifico relato por cierto.
"El sentido de las palabras" que sería de este mundo sin muchas de las que has mencionado, padre, madre, abuelo, vida al fin y al cabo.
Desde niña tengo el vicio de jugar con ellas, mejor dicho con el diccionario, me encanta descubrir palabras nuevas, y leer su significado.
Te dejo un cálido beso.

Noe dijo...

Pese a que dicen que una imagen vale mas que mil palabras, ellas son muy importantes

Saludos

Celeste dijo...

He recordado este poema, entre muchas otras cosas... Aquí sólo faltaba una letra. No imagino si perdiera las palabras. He recordado tantas cosas!

Gracias.

SONETO CÁNDIDO
Miguel Otero Silva

(Tal como lo hubiera escrito el diario
El Nacional, cuyas eñes no le llegaron
sino tres meses después de haber
sido fundado)

Era una una nina párvula y risuena
con un sueno de amor en el corpino,
banado el rostro con blancor de armino
y negra la mirada malaguena

Una bisona nina caraquena
más caraquena que Justo Patino,
y con una montana de carino
constrinendo su alma tan pequena.

No ensenaba la nina malas manas
pues se banaba todas las mananas
y no aranaba cual unosa gata.

La adoraban parientes y extranos
y para celebrar su cumpleanos
resolvieron ponerle una pinata.
1943

(Tomado de: Obra poética Biblioteca Miguel Otero Silva,
Los Libros de El Nacional, 2006)

Beso celeste.

Unknown dijo...

"LAS PALABRAS SON SÍMBOLOS QUE POSTULAN UNA MEMORIA COMPARTIDA",
JORGE L. BORGES

BIEN POR EL LIBRO.
FELICITACIONES!!!


UN ABRAZO


ADAL

El Ruuuben dijo...

chaval.. te va de puta mnadre con este blog.. me alegro mogollón.. que montón de comentarios.. quizá sea porque tus relatos y leyendas se lo merezcan.. ¿Tú que crees?

Besicos mañicos.

Anónimo dijo...

Letras y textos como el que nos regalaste, Dardo, nos enseñan a valorar la esencia que esconden las letras.

Qué buena esencia nos aportas amigo, ¡¡Felicidades por tu libro!!

David C.

Anónimo dijo...

Hola Dardo:

Queremos felicitarte, como no, toda la redacción de la Nave del Misterio por el éxito alcanzado de tu primer libro, de tu primera publicación que saldrá pronto. Espero que a partir de ahora te veamos, te escuchemos y te sintamos más cerca.

Desde Cuarto Milenio te deseamos mucha suerte con la publicación de tu libro y, además, esperamos como cada semana que nos sigas asombrando y descubriendo nuevas leyendas y misterios que recorren el mundo contados a través de tus letras.

¡¡Mucha suerte amigo!!

Anónimo dijo...

Hola Alberto:

Soy Concha M. supongo que ya me habrás reconocido. Me acerco hasta tu blog para comentarte y felicitarte por tu libro.

Me quedo con un fragmento de tu introducción que dice así: "Si algo tengo que confesar es que después de descubrir aquel mundo de signos sentí una maravillosa sensación de libertad, no sólo porque había salvado a todas aquellas palabras que habían desaparecido del mundo de las letras, sino porque el mundo de las letras que había creado en mi imaginación logré liberarlo del sinsentido que lo envolvía para volverlo a instalar en la realidad lógica literal de las cosas que vemos y aprendimos cuando éramos unos niños. Las palabras las volví a ver reunidas como siempre, dando sentido a las cosas que nos envuelven. Y me sentí bien, además, porque mi “Yo” personal desde entonces había crecido."

Y con este fragmento, evidentemente, espero ansiosa la publicación de dicho.

Enhorabuena, buenas vacaciones y a la vuelta hablamos de más y mejores noticias, ya sabes que tienes tu lugar en nuestro diario. Gracias por este precioso regalo.

Volvemos en septiembre.

Cabreher dijo...

Hola Alberto:

No cabe duda que es un tema muy interesante, por lo poco trillado y por lo bien que lo conduces, lo que me hace pensar que si logras hacer un libro con ese ritmo y esa meteria, el éxito lo tienes asegurado. Felicidades. Un abrazo

@Intimä dijo...

Con ganas de seguir leyendo entre de nuevo por aqui.
Volveré ;-)
Besos.

Azul dijo...

Paso con más detenimiento, para disfrutar de nuevo de tus letras...la cadencia me encanta. Deleitanos pronto con algo más...

Un biko.

Hope S.McKay dijo...

Fantástico, Alberto;es absolutamente genial.Ánimo y acaba el libro, que yo ya hago cola para comprarlo y disculpa que mis comentarios sean tan y tan escasos.Sigo leyéndote, como siempre.
Un beso,

eclipse de luna dijo...

Veo que he vuelto antes que tu...creo que en el fondo hechaba mucho de menos este mundo de la blogosfera.
Espero que disfrutes de tus vacaciones..
Ya estoy de vuelta por mi eclipse particular.
Un besito.Mar

Mayte dijo...

Ha sido una experiencia muy enriquecedora visitar tu blog...volveré.

Jenipher dijo...

Aquí me tienes, dejando mis saludos de chocolate...

Cuándo regresas?

Helena dijo...

Alberto, para empezar sólo diré: ¡Bravo! Esta exclamación resume mi opinión sobre lo que he leído.
Ahora paso a ampliártela: Tu relato tiene magia, casi me atrevería a decir que participa, en cierto modo, del "Realismo Mágico" latinoaméricano. Bien narrado, buen ritmo, entrañable, poético, tierno, inteligente, imaginativo, ingenioso... Ahora comprendo bien el "sentido" del título de tu libro, que ya te comenté hace tiempo que me parece un gran título. Igual que intuyo que será un gran libro, del que espero que vendas muchos, muchísimos ejemplares.

En mí ya tienes a una fiel lectora.

Mucha y buena suerte, Alberto.

¡Felicidades!

Lo olvidaba: Felices vacaciones. También yo me iré en unos días.
Nos vemos a la vuelta. Besos.