6 de marzo de 2007

Os contaré algo...

Hola Lectores:

Si queréis publicar algo en mí blog para que lo vean los demás, enviármelo al e-mail: alberto.zambade@hotmail.com y en breve será publicado.

Saludos del Dardo

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Hace un tiempo, cuatro o cinco años a lo poco, recuerdo tuve un compañero que se fue a vivir a Japón. Quería instalarse en aquella cultura estudiando japonés (que ahora se desenvuelve genial) y a la vez dar clases de español para ir sobreviviendo. Fue aproximadamente un par de años antes de que yo conociera a mi chica, que entonces aún no había empezado yo con la Universidad.
Un día mi compañero estaba charlando con una amiga, otra chica que también había ido a estudiar japonés. La conversación tocó el tema de las familias, con lo cual el diálogo tomó un ritmo distinto y bastante curioso:
-Tengo un hermano que vive en España- dijo mi compañero.
-Yo también- respondió la chica.
-Mi hermano vive en Madrid.
-El mío también.
-Mi familia vive en la Calle Conde de Casal, 152.
-Aunque no me creas, mi familia también.
-Mi familia vive en el 3º piso del portal número 152.
-¡Mi familia también!
-Mi familia vive en el 3º piso, en la letra D, del portal número 152.
La chica suspiró y dijo al fin:
-Sé que parece un disparate, pero la mía también.
Es prácticamente imposible que ocurran están coincidencias, pero a veces pasa y es una maravilla. Japón y España están separadas por más de cuarenta mil kilómetros de distancia, cuando en una es de día en la otra es de noche. Mientras mi compañero y aquella extraña chica que había conocido sentían esa especie de conexión indirecta que habían mantenida durante tanto tiempo sin darse ambos ni cuenta, pensaron en el momento de que sus dos familias dormían en aquel instante. En el mismo piso, del mismo edificio de Madrid, sin percibir las familias la conversación, se estada sucediendo en otro lugar del planeta, una simple conversación que hablaba de sus familias.
Aunque resultó al final que eran vecinas, la magia era que nunca se habían conocido. Desde ese día, ese mágico encuentro iba a cambiar sus vidas, pues ninguna de las dos familias seguía viviendo en el mismo lugar.
Al tiempo paseando por Madrid con mi chica, nos paramos como de costumbre a echar un vistazo en una librería. Al rato me acuerdo que mi chica me dio una voz en voz alta porque había visto algo que quería mostrarme. Al instante una mujer se nos acercó “Usted es Alberto Zambade”. “Sí, el mismo” la respondí. “¿Nos conocemos?” la pregunté. La mujer me dijo que mi amigo había estudiado con su hermana juntos en Japón.
Todo empezó a cobrar sentido desde aquel momento. Debo confesar que desde aquella tarde, hace tres años, esa mujer a sido nuestra mejor amiga. ¿Coincidencias? No lo sé...el destino tal vez.
Alberto Zambade
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1 comentario:

Alba y Alvaro dijo...

Desde luego, la vida te da sorpresas. Y maravillosas. Gracias por compartirlo.

Besos desde el agua.