26 de junio de 2006

Leyenda Griega

Hola Lectores:

Si queréis publicar algo en mí blog para que lo vean los demás, enviármelo al e-mail: alberto.zambade@hotmail.com y en breve será publicado.

Saludos del Dardo
Hoy vengo cargado de nuevas leyendas, pero esta vez con dos muy especiales. Las leyendas son el argumento que más se mueve por Internet y al que más aficionados recoge entre sus incontables historias tan particulares, quizás porque en su interior se unen lo místico y lo enigmático, la pura realidad transfigurada que juega un papel fundamental en todas las Leyendas.

Pues bien, no os quiero hacer esperar más tiempo. Os dejo con “La leyenda de María Soto”, una fiel lectora de las Leyendas del Dardo. Espero que os guste.

Saludos cordiales.
El MITO GRIEGO DE ÓRFALE
Por: María Soto de Alcantarilla (Murcia)

Un día en que Heracles y Órfale visitaban las viñas de Tmolo, ella con una túnica purpúrea con bordados de oro y el cabello perfumado, y él sosteniendo galantemente una sombrilla dorada sobre la cabeza de ella, Pan los vio desde una alta colina. Se enamoro de Órfale y se despidió de las diosas de la montaña exclamando: “¡En adelante ella sola será mi amor!”. Órfale y Heracles llegaron a su destino, una gruta apartada, donde se divirtieron cambiando las ropas. Ella le puso un cinturón de malla absurdamente pequeño para su cintura y su túnica purpúrea. Aunque Órfale aflojó las cintas todo lo posible, él rompió las mangas, y los lazos de sus sandalias eran demasiado cortos para abarcar el empeine de Heracles.
Después de cenar fueron a dormir en lechos separados, pues habían prometido hacer al amanecer un sacrificio a Dionisio, quien exige la pureza marital de sus devotos en esas ocasiones.
A la medianoche Pan se deslizó en la gruta y buscando a tientas en la oscuridad encontró lo que creía que era el lecho de órfale, porque quién dormía en él estaba vestido de seda. Con manos temblorosas levantó las sábanas del lecho desde el fondo y se introdujo en él, pero Heracles despertó, extendió una pierna y lo arrojó de una patada como un gusano a través de la gruta. Al oír un fuerte estrépito y un grito, Órfale saltó de su lecho y pidió luces, y cuando éstas llegaron, ella y Heracles se echaron a reír hasta llorar al ver a Pan tendido en un rincón y curándose las magulladuras.
Desde ese día Pan aborrece las vestimentas y exige que sus funcionarios asistan desnudos a sus ritos; fue él quien se vengó de Heracles difundiendo el rumor de que su caprichoso cambio de ropas con Órfale era habitual y perverso.

Funte: MARIA SOTO de Alcantarilla (Murcia)
Preciosa...

1 comentario:

Maria dijo...

hola. Dardo muchas gracias eres una persona excelente y siempre lo seras¡¡ y siempre lo seras¡¡ que preciosa leyenda¡¡ un beso