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Saludos del Dardo
Hoy os traigo la leyenda del Fénix. Es una leyenda muy antigua pero que se ha sabido mantener en el tiempo. Aún en la actualidad sigue vigente en muchas partes del mundo.
Disfrutenla...
La leyenda del Fénix.
El Fénix (del griego Phoenix “rojo” color púrpura descubierto por los fenicios), era un ave fabulosa de los desiertos de Libia y Etiopía, del tamaño de un águila, que vivía varios siglo. Cuenta la leyenda que esta ave era única en su especie y sólo podía reproducirse renaciendo de sus cenizas después de inmolarse a sí misma.
Este Mito fue muy popular en la época Paleocristiana, que hizo de él un símbolo claro y representativo de la resurrección en cuanto que el ave Fénix transforma su muerte en un renacimiento, en una nueva vida.
Se la representaba siempre de frente, con la cabeza vuelta hacia la derecha, de pie ante su pira simbolizando el gesto de poder y nueva vida.
Según cuenta Herodoto en su segundo tomo, Metamorfosis, XV, 322 ss, El ave Fénix tuvo una gran posteridad literaria. En la edad media simbolizaba la resurrección de Cristo, perspectiva desde la cual cada alma salvada sería a su vez un Fénix. Montaigne, compara al mítico animal con el gusano de seda (Ensayos, 1580), intentando de este modo desposeerle de cualquier atributo mágico, tal vez para contrarrestar la creencia, entonces bastante extendida, de que el ave existía realmente. Es frecuente que aparezca en los tratados alquímicos y mágicos de los siglos XVI y XVII como imagen de la unión de los contrarios. La mayoría de las veces, en cualquier caso, se trata de alusiones de carácter simbólico, como en los Estados o Imperios del Sol, de Cyrano de Bergerac (1661), o en El Fénix renaciendo de sus cenizas, del poeta húngaro Istvan (1663).
Paralelamente la figura del Fénix ira adquiriendo una significación amorosa, incluso específicamente erótica, en la medida en que evoca el eterno renacer del deseo y el fuego de la pasión. Así aparece en el Cancionero de Tetrarca (siglo XIV), en toda la poesía amorosa del Renacimiento o en autores más recientes.
El Fénix es también visto ahora como la personificación divina de la palabra y es, a su vez, la muerte que da sentido a la vida eterna. Un Mito y una Leyenda, que ha sabido traspasar los escabrosos umbrales del tiempo y aún sigue renaciendo de sus con la misma fuerza que antaño de sus cenizas.
Alberto Zambade
El Fénix (del griego Phoenix “rojo” color púrpura descubierto por los fenicios), era un ave fabulosa de los desiertos de Libia y Etiopía, del tamaño de un águila, que vivía varios siglo. Cuenta la leyenda que esta ave era única en su especie y sólo podía reproducirse renaciendo de sus cenizas después de inmolarse a sí misma.
Este Mito fue muy popular en la época Paleocristiana, que hizo de él un símbolo claro y representativo de la resurrección en cuanto que el ave Fénix transforma su muerte en un renacimiento, en una nueva vida.
Se la representaba siempre de frente, con la cabeza vuelta hacia la derecha, de pie ante su pira simbolizando el gesto de poder y nueva vida.
Según cuenta Herodoto en su segundo tomo, Metamorfosis, XV, 322 ss, El ave Fénix tuvo una gran posteridad literaria. En la edad media simbolizaba la resurrección de Cristo, perspectiva desde la cual cada alma salvada sería a su vez un Fénix. Montaigne, compara al mítico animal con el gusano de seda (Ensayos, 1580), intentando de este modo desposeerle de cualquier atributo mágico, tal vez para contrarrestar la creencia, entonces bastante extendida, de que el ave existía realmente. Es frecuente que aparezca en los tratados alquímicos y mágicos de los siglos XVI y XVII como imagen de la unión de los contrarios. La mayoría de las veces, en cualquier caso, se trata de alusiones de carácter simbólico, como en los Estados o Imperios del Sol, de Cyrano de Bergerac (1661), o en El Fénix renaciendo de sus cenizas, del poeta húngaro Istvan (1663).
Paralelamente la figura del Fénix ira adquiriendo una significación amorosa, incluso específicamente erótica, en la medida en que evoca el eterno renacer del deseo y el fuego de la pasión. Así aparece en el Cancionero de Tetrarca (siglo XIV), en toda la poesía amorosa del Renacimiento o en autores más recientes.
El Fénix es también visto ahora como la personificación divina de la palabra y es, a su vez, la muerte que da sentido a la vida eterna. Un Mito y una Leyenda, que ha sabido traspasar los escabrosos umbrales del tiempo y aún sigue renaciendo de sus con la misma fuerza que antaño de sus cenizas.
Alberto Zambade
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6 comentarios:
Te agradezco, Alberto, la visita a mi blog.
Estoy conociendo el tuyo.
La música que acompaña la lectura es muy "ad hoc".Muy grata.
Interesante lo del Ave Fénix que muchas veces se de por sabido, en cuanto a que renace de sus cenizas, pero la gente suele repetirlo sin saber su origen.
Un abrazo desde Chile.
Yo sabía, presentí, intuí que no te iba a gustar ese post (jaja) x eso preferiste guardar distancia. Pero fielmente igual volviste y pusiste tus palabras. Siento defraudarte, pero prometo (cuando tenga tiempo)subir uno nuevo y como dice esa leyenda, finalmente, renaceré de las cenizas como el ave Fenix. La historia sin censura no es claramente tu estilo (ni el mio)sólo fue algo diferente.
Saludos mil, un abrazo grande :)
Agradeciendo la visita y en espera de que no sea la ùltima vez, gracias por ilustrar a tus lectores con la leyenda de èsta ave mìtica, te confieso que en tu post existen conceptos que desconocìa, gracias y un cordial saludo para tì.
Gracias por pasar siempre por mi galaxia... que últimamente se encuentra levemente descuidada.
Sigo leyendote, a ver qué me perdí en todo este tiempo de desconexión total.
Beso de princesa!
Muaaaaa
Hola Alberto!
Genial post, me ha encantado ( cómo no ;-) ) Llámame ingenua, pero para mi sí existió y existe,aun metafóricamente,en cada uno de nosotros.
Pero ¿qué vas a esperar de alguien que cree en las hadas y en los unicornios, sin olvidar a los dragones? No creceré nunca, al menos de la manera en la que pierdes ese tipo de fe.
La música seleccionada es ideal.Como siempre, un placer pasar por aquí.
Picotazos dulces,
Copiar y pegar es muy facil de internete... problema que a veces hay errores y los repiten unos y otros.
Petrarca... no Tetrarca..., que inció la poesia del amor cortes, asociando el fuego de la pasión al Fénix.
Y al final hay un:
y aún sigue renaciendo de sus (?) con la misma fuerza que antaño de sus cenizas.
No me toques las narices con el Fénix, que para mi es mi símbolo universal ;)
De buen rollo!!! Que la cultura nos guie!!!
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